Gijón a 13 de octubre de 2011
Atardecer en la estepa
Además del amanecer, Nassan adoraba la mágica hora en la que el sol, ocultándose en el orizonte, retiraba poco a poco sus cálidos rayos de la vastisima. Ante los cansados ojos del anciano, el viento mecía suavemente la hierba y su murmullo se fundía con el piar y su murmullo último de los pájaros. Mas de una vez, Nassan sintió que le brotaban las lagrimas ante este magnifico espectáculo.